Consejos para cuidar los pezones agrietados durante la lactancia
La lactancia materna es una experiencia hermosa que, además, desarrolla un vínculo especial entre madre e hijo, sin embargo, algunas madres pueden experimentar desafíos importantes durante este período, por ejemplo, los pezones agrietados.
El problema de los pezones agrietados es común, aunque no todas las madres lo experimentan. Esta afección puede causar molestias significativas a las madres lactantes, no obstante, con el cuidado adecuado, es posible aliviar el malestar y disfrutar de la lactancia de manera más cómoda.
Las grietas en los pezones causan un intenso dolor en las madres al amamantar, incluso, es posible que estas pequeñas heridas causen sangrado en algunos casos y en las peores situaciones podrían infectarse. Por esto es importante que las madres presten atención a los síntomas, por ejemplo, si antes de que los pezones se agrieten suelen ponerse rojos e inflamarse.
Los siguientes son algunos consejos para que las mujeres logren cuidar sus pezones agrietados durante la lactancia.
Posición correcta al amamantar
Una de las razones más comunes por las que se agrietan los pezones tiene que ver con un agarre no adecuado del pequeño al pecho, lo cual es muy normal que suceda, sobre todo, con las madres primerizas. Aunque no hay una posición ideal porque los pechos de cada mujer son diferentes, sí es necesario que el bebé tenga en su boca gran parte del pecho, en lugar de que chupe solo el pezón, esto ayuda a distribuir la presión de succión de manera más uniforme, reduciendo la fricción en el pezón.
Cuidado de los pezones después de amamantar
Después de cada sesión de lactancia, puedes aplicar una pequeña cantidad de leche materna en los pezones y deja que se seque al aire. Esto puede resultar muy beneficioso, pues la leche materna tiene propiedades antibacterianas y curativas que pueden ayudar a prevenir infecciones y promover la cicatrización de los pezones agrietados.
1. Hidratación constante
Mantén tus pezones hidratados para prevenir la sequedad y agrietamiento. Puedes usar cremas o ungüentos especiales para pezones, es mejor que utilices aquellos que no contengan fragancias ni ingredientes irritantes. Busca productos a base de lanolina (cera natural que producen algunos mamíferos), que es muy bien conocida por sus propiedades hidratantes y por su capacidad para retener la humedad.
2. Uso de protectores de pezones
Los protectores de pezones pueden ser útiles para proporcionar una barrera adicional entre tu piel y la boca del bebé. Asegúrate de elegir protectores de pezones de tamaño adecuado y limpiarlos regularmente para evitar la acumulación de bacterias.
3. Evitar el uso excesivo de cremas con lanolina
Aunque la lanolina es una sustancia muy beneficiosa, su uso excesivo puede tener el efecto contrario, pues podría obstruir los conductos de leche. Aplica la cantidad justa y, si es posible, busca cremas que contengan ingredientes naturales y seguros.
4. Compresas frías para aliviar la inflamación
Si experimentas inflamación, puedes aplicar compresas frías sobre tus pechos después de amamantar. Esto puede ayudar a reducir la inflamación y reducir el malestar. Asegúrate de envolver las compresas en un paño suave para evitar el contacto directo con la piel y evitar que puedan quemarte.
5. Varía las posiciones de lactancia
Cambiar las posiciones durante la lactancia puede ayudar a reducir la presión en áreas específicas de los pezones. Experimenta con diferentes posiciones hasta encontrar la que sea más cómoda para ti y tu bebé, también es importante que intercales ambos pechos en el proceso.
6. Cuida la higiene personal
Mantén una buena higiene personal para prevenir infecciones. Lávate las manos antes y después de cada sesión de lactancia y asegúrate de que el bebé esté también limpio. Limpia adecuadamente tus pezones antes y después de amamantar.
7. Consulta con un profesional de la salud
Si a pesar de seguir estos consejos, tus pezones continúan agrietados o experimentas un dolor persistente que llega a impedirte amamantar, es crucial consultar con tu médico de confianza para que descartes otros problemas subyacentes que necesiten atención.
8. Cuida tu bienestar emocional
La lactancia también puede ser emocionalmente desafiante, sobre todo, cuando la madre está experimentando dolor. Así que no dudes en buscar apoyo emocional si consideras que lo necesitas, este puede ser a través de grupos de lactancia, amigos, familiares o profesionales de la salud mental. Conservar un estado de ánimo positivo puede contribuir a una experiencia de lactancia más placentera.
Candidiasis mamaria
La candidiasis mamaria es una infección que pueden desarrollar las madres como consecuencia de la presencia de hongos, puedes identificarla porque además de las grietas, el dolor en los pezones aumenta después de amamantar y se extiende por más de una hora. Esta infección puede transmitirse de madre a hijo a través de la lactancia. Además del fuerte dolor, la candidiasis mamaria puede hacer que el pezón pierda su color natural, que se ponga más brillante o que se inflame.
En este caso es necesario que consultes con tu médico para que puedas comprobar el diagnóstico, el profesional de la salud te prescribirá el tratamiento adecuado para solucionar la infección, que ya podría haber llegado a la boca del bebé.
Si hay candidiasis mamaria, con el tratamiento adecuado la madre puede continuar con la lactancia de manera normal, no obstante, es necesario que ponga atención extra en lo que respecta a la higiene suya y de su bebé.
Aunque no se haya desarrollado una infección, el cuidado de los pezones agrietados durante la lactancia requiere paciencia y atención constante, pues el dolor podría llevar a las mujeres a abandonar el proceso de amamantar antes de tiempo. Seguir los consejos adecuados podría ayudar a la madre a aliviar el malestar y a disfrutar de la conexión especial que la lactancia materna le permite establecer con su bebé.
Es importante que las madres lactantes tengan presente que cada experiencia es única, por lo que algunas veces, encontrar lo que funciona mejor para cada una puede llevar tiempo, sin embargo, el esfuerzo valdrá la pena para lograr una lactancia más cómoda y placentera.